Día 2 - El Jesús de la Liberación

Vos sos el Dios de los pobres

el Dios humano y sencillo

el Dios que suda en la calle

el Dios de rostro curtido

Por eso es que te hablo yo

así como habla mi pueblo

porque sos el Dios obrero

el Cristo trabajador

Vos vas de la mano con mi gente

luchas en el campo y la ciudad

haces fila allá en el campamento

para que te paguen tu jornal



Canto de Entrada - Misa Campesina Nicaragüense - Carlos Mejía Godoy



Este año tuve la bendición y gran oportunidad de poder compartir sobre los esfuerzos de Inclusión LGBTIQ en espacios cristianos en Centroamérica en dos conferencias en Estados Unidos. Lo hice con muchas expectativas a pesar que varios de lxs líderes que están emergiendo en nuestra región latinoamericana no estaban tan optimistas sobre los resultados. ‘‘Es que no les importamos’’, me decían; y no los culpo por pensar de esta forma. Generalmente los misioneros norteamericanos ven a nuestra región como un proyecto o una zona que necesita su ayuda para sobrevivir, más que el hogar de sus latinxs hermanxs en Cristo. Aunque si bien es cierto la mayoría de cristianos LGBTIQ estadounidenses de esa conferencia prefirieron asistir a talleres sobre ética sexual en lugar de aprender de una región tan olvidada por los poderosos, varias personas lo hicieron…Y con mucho interés. Al final del taller la mayoría se me acercó a preguntarme cómo podrían ayudar a todos estos proyectos mientras encuentran el equilibrio de no entrometerse bajo el complejo del «salvador blanco»; yo les respondí de una forma muy simple: pregunten directamente a ellos y ellas cuáles son las necesidades específicas que tienen. No hay dónde perderse.


Muchas veces tenemos una motivación genuina en ser útiles y ayudar a otrxs pero nunca nos detenemos a siquiera preguntarles si nuestra ayuda es bienvenida o lo estamos haciendo de la forma correcta. En nuestro ego y privilegios damos por sentadas sus necesidades y terminamos (en nombre de Dios) deshumanizando a las personas que reciben nuestra ayuda y empezamos a ser condescendientes con ellas. Pero esta no era la forma en que Jesús ejercía su ministerio.


Y dirigiéndose a él, Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní, que recobre la vista. Marcos 10:51 La Biblia de las Américas


Jesús nunca daba nada por sentado cuando se trataba de las relaciones humanas. Seguramente cuando el hombre con ceguera se acercó, Jesús pudo haberse imaginado el tipo de ayuda que este le iba a pedir, pero aun así le preguntó y escuchó y hasta en ese momento lo sanó. Jesús se acercaba y hablaba con la gente. No es de sorprender que se sintieran atraídos a él y lo siguieran. La Biblia habla de la compasión de Jesús; Jesús miraba a las multitudes y le dolía la injusticia y la opresión por la que pasaban,  él caminaba con ellos y ellas así que sabía las necesidades de primera mano, pero una cosa es la compasión y otra, como dije anteriormente, la condescendencia. ¿Y cómo saber si es una o la otra? Bueno, depende de qué tanto estamos escuchando y qué tan cerca estamos caminando junto al que está sufriendo las consecuencias de los sistemas injustos y opresivos que rigen al mundo.


¿Has sido parte de un grupo de ayuda humanitaria? Si la respuesta es sí, ¿qué tanto te acercaste a escuchar a las personas que estaban ayudando? ¿Trabajaste con ellas o en ellas? ¿Hay personas en necesidad que ya están hablando pero no has escuchado?


Jesús, quiero ser sensible a las necesidades de otros. Hoy ayudame a escuchar como vos lo hacés. Amén.